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"Cimaqueando en Piedra Ballesteros de Sierra Mágina"


La Sierra de Mágina se encuentra al sur de la provincia de Jaén, parte de ella está considerada como parque natural, siendo una pequeña serranía rodeada por pequeños pueblos ancestrales. Nosotros en esta ruta nos vamos a desplazar a la orla del parque, concretamente al sur, a la población de Arbuniel. Esta población pertenece al término municipal de Cambil, se caracteriza por su abundancia en aguas, poseyendo en sus alrededores uno de los arroyos más emblemáticos del parque, el arroyo Salado, cuya principal virtud son sus aguas medicinales termales con gran cantidad de sales minerales que sorprenden por su salinidad, no teniendo nada que envidiar a las famosas aguas salinas del Himalaya. Además, en este pueblecito nace el río que lleva su nombre, y que desde la falda de las montañas que lo rodean nace a borbotones creando un laguneto muy característico.
Observando el horizonte

La ruta comienza en el Valle del Frontil, en la aldea de los Vílchez, a unos cinco kilómetros en dirección a la autovía de Granada Jaén. En esta ocasión nos hemos reunido un grupo de amigos de diversas edades y formas de vivir. Al llegar a la aldea alguno me pregunta que qué es eso de cimaquear, entiendo la pregunta, ya que no lleva tampoco mucho tiempo este vocablo en mi discurrir lingüístico.
Cimaquear es realizar vivac en la cima de cualquier montaña, utilizando solamente el saco y la esterilla para dormir. Y vosotros diréis que qué sentido tiene eso, pues bien, es la única manera de disfrutar de la naturaleza silvestre realizando simultáneamente, durante la misma travesía, de tres de las grandes maravillas de nuestro planeta, observar la puesta de Sol, pernoctar bajo las estrellas y deleitarnos del amanecer.
Algunos llevábamos demasiados años sin vernos, otros nos conocemos de hace muy poco tiempo, otros nos conocemos de más, alguno todavía es inocente…, pero lo que sí es cierto es que todos abrazamos el amor hacia la madre naturaleza. Entre el calenturiento olivar iniciamos el camino, no es un recorrido largo, pero el estío andaluz nos hace sudar la gota gorda. No tardaremos más de dos horas, pero recorreremos todo el Valle en sentido ascendente hasta llegar a nuestro objetivo final, la cima de Piedra Ballesteros.
El grupo


Con paso cansino y con algún peso de más, vamos haciendo el camino, cada uno busca su momento para contar sus experiencias, algunos suben en solitario y vuelven al redil, otros nos contamos qué ha sido de nuestra vida, aventuras, anécdotas, nuevos descendientes… Algunos animalillos se empiezan a notar, ya es hora de volver a la actividad, buscan refrescarse en los frescos manantiales, y las avecillas nos alegran la subida pululando de arbusto en arbusto extrañándose de sentir la presencia humana por estos lares y a estas horas. Las chicharas dejas de sonar, eso significa que ya el calor está menguando. En una de las penetrantes curvas del camino los adelantados nos avisan que debemos volver la mirada sobre nuestros pasos, efectivamente, al oeste el Sol empieza a esconder sus rayos entre las montañas de la Sierra Sur de Jaén, la mole de la Pandera hace de pantalla solar produciendo una de las imágenes por la que estamos aquí, el colorido de la ocultación de la estrella empieza a justificar la razón de esta formidable compañía.
Puesta de Sol


Una vez deleitados por las maravillosas imágenes seguimos la caminata, algún que otro sonido nos hace dirigir la vista hacia el barranco, hacia el follaje, sólo son lagartijas que buscan sus escondrijos para pasar la noche a resguardo de los predadores. A lo lejos, cerca de las aldeas, se escuchan los cantos del autillo, acompañado por los sonidos de los anuros y el insistente ruiseñor. Ya estamos muy cerca, el cielo anaranjado proyecta una imagen opaca de los curtidos cuerpos mochileros, un poco de agua para culminar la subida que en estos momentos se convierte en un pesar para nuestras piernas.
Por fin la cima, dejamos nuestras mochilas y subimos a la cúspide, una gran cruz la jalona, y alrededor de ella nos vamos colocando los doce componentes de la ascensión. Es un espectacular observatorio, la noche se nos ha echado encima y los pueblos iluminados de Sierra Mágina demuestran el por qué de la catalogación como parque natural. En una visual panorámica de 360º observamos el relucir de las poblaciones de Arbuniel, Cambil, Pegalajar, La Guardia, Carchel, Carchelejo, Campillo de Arenas y Noalejo… Impresionante.
La cima

“Lo más esperado ante cualquier actividad a realizar, ya sea ociosa, deportiva o de cualquier otra índole, siempre es la comida, yendo muy bien acompañada de los seres queridos y sobre todo una exquisita bebida”. Pues así es, apoyado cada uno en nuestra singular piedra, los complementos culinarios empiezan a salir de las mochilas, esos bocadillos que preparamos con tanto gusto ya nos derriten el paladar. Tortillas, cervezas, jamón, gazpacho… y Ruavieja. Increíble, siempre hay alguien que nos sorprende con unos hielecillos para hacer del acto algo inolvidable.
Es el momento culmen de la ruta, cada cual debe buscar el lugar para pernoctar, es una cima muy llana, que nos ofrece gran cantidad de espacio para tal hecho. El herbazal está seco, pero tenemos que aplanarlo para colocar nuestras particulares viviendas, los insectos no deben estar cerca de nuestras fauces en las horas de sueño. Todos encumbrados decidimos la próxima tarea, la desentumecedora rutilla nocturna a la sierra de las Cuevezuelas.
El condumio

Algunos deciden quedarse ya en estado sedente para empezar a disfrutar del mejestuoso cielo. Los demás nos vamos, como auténticas luciérnagas subimos por el pinar, ye hemos sobrepasado el día buscando una nueva jornada aún más ilusionante. A veces la Luna, en cuarto creciente, nos ilumina sin necesidad de encender nuestras artificiales luces, un paso sobre otro vamos llegando al punto geodésico del Valle, allí recibimos una magistral lección de astronomía, para seguidamente mantener nuestra mentes y nuestras luces en silencio.  Volvemos al vivac, a nuestra llegada todo es mutismo. Los fotógrafos empezamos a preparar la nueva sesión, una de las más atractivas, la desorbitante cúpula estelar.
El cimac

Pasan de las tres de la madrugada, decidimos entrar en nuestras particulares crisálidas y llega el siguiente momento, ensimismarnos con la vista puesta en las constelaciones que abarcan hasta el infinito nuestro techo celestial. Casiopea, Osa Mayor, Osa Menor con su Estrella Polar, Escorpión… Satélites móviles, Marte… Por fin los ojos se cierran, nos ha costado dejar de observar esta gran obra de arte, pero es necesario y debemos descansar.
La claridad del día nos hace asomar la cabeza, el frescor matutino nos sorprende con el tercer acto del cimaqueo, el amanecer de nuestra estrella directora. A las siete y poco más emerge por la Serranía de Cazorla el sublime Sol, la centelleante luz, cada vez más potente, desentumece a la mayoría de los aventureros. De forma imprevista una bandada de aviones comunes bajan de su planeante sueño nocturno y nos sobrevuelan varias veces, ellas dudan de lo que ven, nosotros también. Ya no nos queda otra, recoger y bajar para desayunar en el cortijo. 
Aprendiendo de las estrellas

Durante la bajada volvemos a comentar lo vivido, todo estupendo y con una compañía inolvidable. Todavía la naturaleza nos deja alguna que otra sorpresa, los aguijones de plantas como las aulagas que nos inyectan su vacuna, una veloz ardilla observándonos a lo lejos y la agilidad del diablo de la espesura boscosa, el azor, que en un abrir y cerrar de ojos esquiva nuestra presencia y la de varias decenas de árboles que se intentan interponer en su genial caza.
Sentados en la Plazuela de Sumuntán devoramos el desayuno cortijero, unos huevos fritos con ajos, unos chorizos  y la bebida refrescante de nuestros actuales dioses.

Un placer hacer de este planeta un mundo mejor.
Constelaciones

Noctámbulos

Cimaqueando

El amanecer inesperado

Amaneciendo en Sierra Mágina

Ruta Nocturna "Félix Rodríguez de la Fuente"


La tarde es plácida, algunos troncos de encina me tienen entretenido artesanalmente mientras mi mente está absorta en el gran maestro de la naturaleza ibérica. Esta próxima noche admiraré el compendio de imágenes que las tinieblas me dejen ver, un sendero de sensaciones nocturnas de las que posiblemente me vendrán recuerdos a lo largo de mis próximos años de  vida campestre, como otros muchos que mis amigos habrán tenido que soportar en mis dilatadas y rústicas charlas añejas.
Él supo inculcar a diferentes generaciones su amor hacia el silvestrismo, hacia todo aquello que oliera a musgo. Fuimos creciendo con sus rapaces y lobos, él se fue haciendo mayor, y de repente nos dejó. Un desafortunado accidente de avioneta en tierras inhóspitas americanas lo convirtió en leyenda, una leyenda que nunca ha dejado de escudriñar nuestros corazones salvajes de admiración a nuestra laboriosa natura.


He querido hacer algo especial para la primera vez que honro su legado, me encuentro cerca de uno de esos  lugares míticos en sus investigaciones salvajes, la Sierra de Cazorla, y esto añade intensidad sentimental al hecho. Rebuscando troncos para el fuego surge una monumental araña marronácea, de principio me recuerda a la tarántula ibérica, Lycosa tarantula, pero al observarla detenidamente rechazo esa hipótesis, ya que aunque de parecido tamaño y color, un dibujo increíble en el dorso de su cefalotórax deshace mi teoría, es una imagen de la cabeza de un ser humano, algo que desconocía que existiese en el campo íbero.
Con esta afortunada aparición me voy a la cama, me levantaré a media noche para iniciar esta ruta en solitario y con la imaginación puesta en algunas de aquellas enseñanzas que Félix trasmitió a muchos de nosotros en aquellas tardes televisivas monocromas, en las que su voz irrumpía con fuerza y aplomo convenciéndonos de que “si venía el lobo”, era para hacer de nuestro planeta un mundo mejor.


Aunque acaba de nacer la primavera de este año, la noche es muy fría, al salir a la puerta del cortijo la oscuridad me retiene unos instantes observando la majestuosidad  del cielo estelar. Empiezo el lento caminar intentando no encender la imperfecta luz de mi linterna, es el momento de educar a mis ojos para adaptarlos a la falta de luminosidad. En un tejado cercano se intuye la silueta del minúsculo autillo, él sí me ve bien pero no se asusta, al contrario, prosigue con su insistente canto que es contestado por el sonido agudo de una hembra a lo lejos.

 La senda la conozco muy bien, la he pateado a diestro y siniestro, pero nunca a estas tranquilizadoras horas. En más de una ocasión debo encender la frontal, la luna prácticamente no existe, y aunque eso favorece el esplendor  celestial, no me ayuda a discernir algunos de los accidentes del camino.
Me encuentro en territorio jiennense, en la orla del parque natural de Sierra Mágina, cercano a otros entornos naturales como la comentada Sierra de Cazorla, la Sierra de Huétor o la mole de Sierra Nevada. Lugares todos ellos que podrían ser los protagonistas de uno de aquellos añorados capítulos felixianos de la “Fauna Ibérica”, pero no, en esta ocasión el actor principal somos mi tenebroso sendero y yo.

Siempre se ha dicho que para conocer, observar o escuchar la naturaleza debemos de ir en silencio, y si es en solitario mejor. Pues sí, el silencio es incontestable, aunque sean los momentos más ajetreados de la diversa fauna mamífera y de las sigilosas rapaces nocturnas, mi sensación es de una inmensa soledad sonora. Por fin escucho en la lejanía el rugir de lo que serán varios jabalíes, no me preocupan en exceso, pero entro en lo que serán las dos horas nocturnas, una continua alerta a lo que pueda surgir del camino o bosque interior.
Voy ascendiendo con la compañía estelar, el cielo está limpio, la Vía Láctea marca la senda que no desaparecerá hasta el amanecer, acompañada de constelaciones como la Osa Mayor, Casiopea o el grandioso Orión, surcado por la estrella más brillante del firmamento, Sirius. Casi sin esfuerzo aparente, penetro en el espeso bosque de quercíneas y pináceas, vuelvo a encender mis ojos artificiales, las sombras me juegan más de una mala pasada, por los cortados rocosos el Gran Duque marca su territorio, no dejará de insinuarse a su hembra durante toda la subida nocturna, pronunciando con ahínco su arrogante cantar en el silencio de la oscuridad.
El Paso del Lobo

La senda se estrecha hasta llegar al “Paso del Lobo”, son dos grandes rocas que parece se abrieran para dejar expedito el camino del extraño viandante de esta noche. En ese momento varios movimientos en la espesura me hacen detenerme e incluso retroceder, posiblemente una garduña o una gineta se ha visto sorprendida por esta masa amorfa que no conocen por suerte en estas moradas. Empiezo a ascender hacia la cuerda de la montaña, el día empieza a clarear, con las primeras luces los rastros y señales fáunicas sobresalen por cada uno de los rincones arbustivos de la serranía. Una vez en la vertiente de la montaña los excrementos de las monteses delatan su presencia de forma masiva en horas vespertinas. Las hozaduras de tejones y jabalíes dejan al descubierto las raíces de gran cantidad de árboles y arbustos, en ese momento pienso en qué seres me habrán rodeado durante la oscuridad de las primeras horas… El peligro más apremiante de estos bosques podrían haber sido los jabalíes, pero por suerte, en esta época las hembras están en su periodo de gestación, lo que las hace más dóciles y escurridizas, todo lo contrario sería más entrada la primavera y el verano, donde sus paseos con los rayones o jabatos podrían crear un enfrentamiento con cualquier ser con el que se cruzasen, protegiendo la hembra con su propia vida la defensa de su prole.

Al llegar a la cumbre de la Sierra de las Cuevezuelas la panorámica es extraordinaria, por el sur emerge la blanca Sierra Nevada, al este, abrasada por el sol matutino, concurre la nueva tierra del quebrantahuesos, la Sierra de Cazorla, y al noreste la serranía de mayor altitud andaluza si exceptuamos los tresmiles nevadenses, Sierra Mágina. Un gran roble solitario, todavía desnudo, deja entrever las esféricas agallas ya abandonadas por sus moradores insectívoros. En el pinar, el insistente piquituerto destroza una piña en la copa de uno de sus ejemplares mayores. El amanecer ha dado paso al cambio en la vida animal, la mayoría de los mamíferos buscan donde resguardarse de la pasada nocturnidad intensa, mochuelos, cárabos y demás especies de la misma familia desaparecen ocultándose en cualquier recoveco rocoso o arbustivo. Sin embargo ahora es el momento de las demás aves, de liebres, conejos, cabras y de algún zorro despistado.

Ya avanzada la mañana el trinar primaveral de las aves cantoras inundan el valle, desde una de sus cimas, Piedra Ballesteros, la vista esplendorosa de la cañada hace relucir los verdes almendros y los olivos recién podados buscando la efectividad en su fruto para la próxima temporada. La bajada se hace liviana, las ardillas han dejado varios centenares de piñas comidas alrededor de los grandes árboles, el picapinos tamborilea sobre los ejemplares más deteriorados, buscan las larvas bajo sus cortezas, en poco menos de un mes empezarán con esta misma sinfonía, pero en esta ocasión serán los machos construyendo sus nidos en profundas oquedades  para satisfacer a sus cónyuges.

El sol empieza a picar en las espaldas, jilgueros, pardillos y verderones me acompañan con sus cantos hacia el fin del recorrido, otra experiencia en contacto directo con el mundo de la naturaleza, otra supervivencia, otro aprendizaje… Gracias Félix.

Sierra Mágina

Priego, un Lugar de la Subbética Cordobesa





Este paseo es muy diferente a los que hasta ahora había planteado, no se trata de una ruta alpina, ni en káyak, ni siquiera en bicicleta, en esta ocasión va a ser un sendero semiurbano en el que los recursos históricos, gastronómicos y camperos de la ciudad de Priego absorberán nuestra mente hacia la cultura de una de las comarcas más originales de Andalucía, la Sierra Subbética.
Ayuntamiento


La entrada más representativa a esta población la encontramos viniendo de Alcalá la Real, a lo lejos asoma embalconado su casco histórico sobresaliendo las torres del castillo y de una de sus muchas iglesias. Este es el lugar que pretendemos visitar, el lugar donde la cultura forjó a esta ciudad y que hizo de ella una referencia en la historia de España.
El majestuoso reloj nos avisa de que nos encontramos en pleno centro de la villa. Es la plaza del ayuntamiento, aquí se mezclan diversos aromas, al bullicio de la gente, a freiduría tradicional, al aceite de sus almazaras. La ruta podríamos realizarla en cualquier sentido, pero hemos preferido adentrarnos desde la Plaza de Andalucía, pasando por la calle Mesones e Isabel la Católica hasta llegar al Barrio de la Villa.
Al entrar en él pronto descubrimos sus benditas diferencias, no hay edificios, el ruido desaparece, la soledad de sus calles te hacen otear hacia todas direcciones como queriendo buscar al tan habitual gentío de nuestras ciudades. Es el antiguo núcleo urbano de la ciudad, de origen árabe que se manifiesta por sus calles estrechas, laberínticas y encaladas, sus plazuelas con el sonar de sus fuentecillas, pareciendo que nos adentráramos en épocas pretéritas medievales. Algo que también sobresale son la multitud de balcones y ventanas enrejados, utilizando en la mayoría de los forjados el color verde natural. En una de las callejuelas encontramos una tiendecilla de artesanía en la que el producto estrella es el aceite de oliva. 
Barrio de la Villa

El señor es muy agradable, pronto nos atiende con encanto y nos ofrece una de las viandas únicas en esta población, el turrolate. Es un dulce artesanal alargado con gran poder energético y un sabor especial, cuyos componentes son cacao, almendras, azúcar, harina, vainilla y canela. A continuación, después del deleite para el paladar, nos instruye sobre el mundo del aceite. En esta última temporada ha sido declarado una de las marcas de la denominación de origen protegida “Priego de Córdoba” como el mejor aceite de oliva del mundo. Así que esta es otra de las maravillas gastronómicas de nuestro país, estando en la cuna y sobre todo en la zona de calidad extra, recordando que el consumo de este producto no sólo realza la sensibilidad de nuestro paladar, sino que estamos ante uno de los frutos más medicinales que existen en la naturaleza, el oro verde: controla del nivel de colesterol, es antioxidante, previene diversos tipos de cáncer, facilita la digestión y favorece la absorción del calcio.
Él, el tendero, es catador profesional, así que aprovechamos para aprender a distinguir con los sentidos los diferentes aceites y sus características, nos iniciamos en la Cata:

  • ·         Utilizamos un recipiente de vidrio oscuro e introducimos una cantidad pequeña de aceite.

  • ·         Calentamos la copa con nuestras manos, a una temperatura de unos 28º para poder percibir sus aromas.

  • ·         Olemos con inspiraciones leves y profundas, si es virgen extra, debe oler a fruta en su estado óptimo, manzana, hierba, hoja, almendra, plátano, tomate… Si por el contrario el olor es rancio, atrojado, tierra o avinado, será un aceite de peor calidad.
Plazuela de la Villa


  • ·         A continuación probaremos un sorbito del líquido y lo pasaremos por la cavidad bucal, determinando el dulzor a la entrada de la boca, el amargo al final de la cavidad y por último el picante al final de la garganta. Estas son señales de un aceite de alta calidad.

  • ·         Por último, a través del retrogusto, percibiremos otros atributos positivos que nos recuerden a la fruta en buen estado (aceite de calidad), o fruta deteriorada, que no hemos percibido en la fase olfativa.

Seguimos nuestro camino por las callejuelas hasta desembocar en una antiquísima fuente que da a un cortado donde se encuentra ubicada la ciudad de Priego. Las vistas son al valle, huertas, olivares majestuosos y la serranía nos aproximan a la esencia de esta población: su naturaleza. Rodeamos el barrio musulmán por el balcón del  Adarve hasta llegar al paseo de Colombia, allí se encuentran algunos de los restaurantes más afamados del lugar, donde se podrán degustar platos típicos como el rabo de toro, el salmorejo, los flamenquines y el revuelto de collejas.

Casa de Niceto Alcalá Zamora

Volvemos sobre nuestros pasos hacia el ayuntamiento, de ahí avanzamos por la calle Río hasta encontrar la casa donde nació y vivió uno de los personajes de nuestra reciente historia, Don Niceto Alcalá Zamora. La casa se ha convertido en un museo muy instructivo, ya que no solo se encuentra ambientada en cada una de sus alcobas, sino que en algunas de las habitaciones aparecen iconografías acompañadas de información de la época de la historia que le tocó vivir a este personaje. Fue un portento intelectual, a temprana edad ya era licenciado en derecho, y a los 40 años fue reconocido como uno de los grandes abogados de nuestro país. Esto le llevó hasta la presidencia de la Segunda República Española en el año 1931, terminando la misma en el 1936 por los acontecimientos  de la Guerra Civil. Se exilió en Francia y posteriormente en Argentina, donde vivió el resto de su vida, muriendo a los 71 años de edad.
Salón de la Casa


Para terminar el recorrido por el casco histórico avanzamos por la misma calle hasta llegar al parque donde se encuentran las dos fuentes más emblemáticas de la villa, la fuente del Rey y la fuente de la Salud. Ésta última de estilo barroco, con 139 caños o chorros, construida a diferentes alturas, por lo que el agua baja por cascadas hasta desaparecer bajo tierra. No es de extrañar el nombre de Villa del Agua por la que se conoce esta población, de la fuente de la Salud se ve brotar el nacer del agua por debajo de la piedra donde se refugia el manantial.
Es hora de adentrarnos en el campo de la Subbética, nada mejor que acercarnos a unos siete kilómetros hasta la aldea de Zagrilla, allí se encuentra el Jardín Micológico “La Trufa”, de una construcción excepcional, ya que tiene un gran recinto interior con diversas salas donde poder observar y diferenciar los diversos tipos de hongos con sus setas, además de una información amplia sobre el mundo del reino Fungi y de la micología. En el exterior han diseñado un amplísimo jardín donde se encuentran representados casi todos los ecosistemas micológicos de España: pinar, encinar y quejigar, ribera, castañar… 
Jardín Micológico La Trufa


El paseo por este jardín es muy instructivo, ya que la representación natural de cada ecosistema junto con los nombres de las especies que los habitan, hacen del recorrido un continuo y apasionante descubrimiento de los hábitats de muchos de los hongos que recolectamos en bosques de nuestra variada tierra, pasando en poco espacio de observar el bojín, la seta de cardo, el níscalo hasta la misma trufa.


Fuente del Rey


Ha sido un placer para la vista y para el paladar. Nuestra Cultura, nuestra Historia, nuestra Tierra.

Los Pueblos y Ciudades más bonitos de España


...van pasando los años, y por suerte todavía podemos contarlo. Han sido muchos viajes por nuestra tierra, acompañado casi siempre de mi mujer y mi hijo, pero también de algunos de mis inseparables amigos. Hemos recorrido prácticamente todo el territorio nacional y cada lugar nos ha sorprendido por sus originales diferencias. Por ello he querido plasmar una imagen de España que muchos conoceréis pero que a mí, que estoy enemorado de mi país, me ha supuesto conocerlo y quererlo aún más.
Seguro que no son todos pero sí los que a nosotros, a mi familia, nos atrayeron más.

ALBARRACÍN (Teruel)

ALPUJARRA (Granada y Almería)

ANDÚJAR (Jaén)



ARACENA (Huelva)



ARANJUEZ (Madrid)



ASTORGA (León)



ÁVILA



BILBAO



BUITRAGO DEL LOZOYA (Madrid)

BULNES (Oviedo)



CÁCERES



CASTELLAR DE LA FRONTERA (Cádiz)



 CASTRIL (Granada)



CIUDAD RODRIGO (Salamanca)



CÓRDOBA



CUENCA



GRANADA



HONDARRIBIA (Guipuzcoa)



ISLA GRACIOSA (Lanzarote)


LA ALBERCA (Salamanca)


LA CORUÑA



LANZAROTE



LOS ESCULLOS (Almería)






MÁLAGA



MARBELLA (Málaga)



MEDINACELI (Soria)



MÉRIDA (Badajoz)



MOGUER (Huelva)




ONDÁRROA (Vizcaya)



PALMA DE MALLORCA



PLASENCIA (Cáceres)



PRIEGO (Córdoba)



PUEBLA DE SANABRIA (Zamora)


RONDA (Málaga)



SALAMANCA

SAN SEBASTIÁN



SANTANDER



SANTIAGO DE COMPOSTELA (La Coruña)



SANTILLANA DEL MAR (Santander)



SEDELLA (Málaga)



SEGURA DE LA SIERRA (Jaén)



SEVILLA



SIGÜENZA (Guadalajara)



SORIA



TOLEDO



TRUJILLO (Cáceres)



VALENCIA



VALLDEMOSA (Mallorca)



ZAFRA ((Badajoz)



ZAMORA



ZUMAIA (Guipúzcoa)