La Sierra de Mágina se encuentra al sur de la provincia de
Jaén, parte de ella está considerada como parque natural, siendo una pequeña
serranía rodeada por pequeños pueblos ancestrales. Nosotros en esta ruta nos
vamos a desplazar a la orla del parque, concretamente al sur, a la población de
Arbuniel. Esta población pertenece al término municipal de Cambil, se
caracteriza por su abundancia en aguas, poseyendo en sus alrededores uno de los
arroyos más emblemáticos del parque, el arroyo Salado, cuya principal virtud
son sus aguas medicinales termales con gran cantidad de sales minerales que
sorprenden por su salinidad, no teniendo nada que envidiar a las famosas aguas
salinas del Himalaya. Además, en este pueblecito nace el río que lleva su
nombre, y que desde la falda de las montañas que lo rodean nace a borbotones
creando un laguneto muy característico.
Observando el horizonte |
La ruta comienza en el Valle del Frontil, en la aldea de los
Vílchez, a unos cinco kilómetros en dirección a la autovía de Granada Jaén. En
esta ocasión nos hemos reunido un grupo de amigos de diversas edades y formas
de vivir. Al llegar a la aldea alguno me pregunta que qué es eso de cimaquear,
entiendo la pregunta, ya que no lleva tampoco mucho tiempo este vocablo en mi
discurrir lingüístico.
Cimaquear es realizar vivac en la cima de cualquier montaña,
utilizando solamente el saco y la esterilla para dormir. Y vosotros diréis que
qué sentido tiene eso, pues bien, es la única manera de disfrutar de la
naturaleza silvestre realizando simultáneamente, durante la misma travesía, de
tres de las grandes maravillas de nuestro planeta, observar la puesta de Sol,
pernoctar bajo las estrellas y deleitarnos del amanecer.
Algunos llevábamos demasiados años sin vernos, otros nos
conocemos de hace muy poco tiempo, otros nos conocemos de más, alguno todavía
es inocente…, pero lo que sí es cierto es que todos abrazamos el amor hacia la
madre naturaleza. Entre el calenturiento olivar iniciamos el camino, no es un
recorrido largo, pero el estío andaluz nos hace sudar la gota gorda. No
tardaremos más de dos horas, pero recorreremos todo el Valle en sentido
ascendente hasta llegar a nuestro objetivo final, la cima de Piedra Ballesteros.
El grupo |
Con paso cansino y con algún peso de más, vamos haciendo el
camino, cada uno busca su momento para contar sus experiencias, algunos suben
en solitario y vuelven al redil, otros nos contamos qué ha sido de nuestra
vida, aventuras, anécdotas, nuevos descendientes… Algunos animalillos se
empiezan a notar, ya es hora de volver a la actividad, buscan refrescarse en
los frescos manantiales, y las avecillas nos alegran la subida pululando de
arbusto en arbusto extrañándose de sentir la presencia humana por estos lares y
a estas horas. Las chicharas dejas de sonar, eso significa que ya el calor está
menguando. En una de las penetrantes curvas del camino los adelantados nos
avisan que debemos volver la mirada sobre nuestros pasos, efectivamente, al
oeste el Sol empieza a esconder sus rayos entre las montañas de la Sierra Sur
de Jaén, la mole de la Pandera hace de pantalla solar produciendo una de las
imágenes por la que estamos aquí, el colorido de la ocultación de la estrella
empieza a justificar la razón de esta formidable compañía.
Puesta de Sol |
Una vez deleitados por las maravillosas imágenes seguimos la
caminata, algún que otro sonido nos hace dirigir la vista hacia el barranco,
hacia el follaje, sólo son lagartijas que buscan sus escondrijos para pasar la
noche a resguardo de los predadores. A lo lejos, cerca de las aldeas, se
escuchan los cantos del autillo, acompañado por los sonidos de los anuros y el
insistente ruiseñor. Ya estamos muy cerca, el cielo anaranjado proyecta una
imagen opaca de los curtidos cuerpos mochileros, un poco de agua para culminar
la subida que en estos momentos se convierte en un pesar para nuestras piernas.
Por fin la cima, dejamos nuestras mochilas y subimos a la
cúspide, una gran cruz la jalona, y alrededor de ella nos vamos colocando los
doce componentes de la ascensión. Es un espectacular observatorio, la noche se
nos ha echado encima y los pueblos iluminados de Sierra Mágina demuestran el
por qué de la catalogación como parque natural. En una visual panorámica de
360º observamos el relucir de las poblaciones de Arbuniel, Cambil, Pegalajar,
La Guardia, Carchel, Carchelejo, Campillo de Arenas y Noalejo… Impresionante.
La cima |
“Lo más esperado ante cualquier actividad a realizar, ya sea
ociosa, deportiva o de cualquier otra índole, siempre es la comida, yendo muy
bien acompañada de los seres queridos y sobre todo una exquisita bebida”. Pues
así es, apoyado cada uno en nuestra singular piedra, los complementos
culinarios empiezan a salir de las mochilas, esos bocadillos que preparamos con
tanto gusto ya nos derriten el paladar. Tortillas, cervezas, jamón, gazpacho… y
Ruavieja. Increíble, siempre hay alguien que nos sorprende con unos hielecillos
para hacer del acto algo inolvidable.
Es el momento culmen de la ruta, cada cual debe buscar el
lugar para pernoctar, es una cima muy llana, que nos ofrece gran cantidad de
espacio para tal hecho. El herbazal está seco, pero tenemos que aplanarlo para
colocar nuestras particulares viviendas, los insectos no deben estar cerca de
nuestras fauces en las horas de sueño. Todos encumbrados decidimos la próxima
tarea, la desentumecedora rutilla nocturna a la sierra de las Cuevezuelas.
El condumio |
Algunos deciden quedarse ya en estado sedente para empezar a
disfrutar del mejestuoso cielo. Los demás nos vamos, como auténticas
luciérnagas subimos por el pinar, ye hemos sobrepasado el día buscando una
nueva jornada aún más ilusionante. A veces la Luna, en cuarto creciente, nos
ilumina sin necesidad de encender nuestras artificiales luces, un paso sobre
otro vamos llegando al punto geodésico del Valle, allí recibimos una magistral
lección de astronomía, para seguidamente mantener nuestra mentes y nuestras
luces en silencio. Volvemos al vivac, a
nuestra llegada todo es mutismo. Los fotógrafos empezamos a preparar la nueva
sesión, una de las más atractivas, la desorbitante cúpula estelar.
El cimac |
Pasan de las tres de la madrugada, decidimos entrar en
nuestras particulares crisálidas y llega el siguiente momento, ensimismarnos
con la vista puesta en las constelaciones que abarcan hasta el infinito nuestro
techo celestial. Casiopea, Osa Mayor, Osa Menor con su Estrella Polar,
Escorpión… Satélites móviles, Marte… Por fin los ojos se cierran, nos ha
costado dejar de observar esta gran obra de arte, pero es necesario y debemos
descansar.
La claridad del día nos hace asomar la cabeza, el frescor
matutino nos sorprende con el tercer acto del cimaqueo, el amanecer de nuestra
estrella directora. A las siete y poco más emerge por la Serranía de Cazorla el
sublime Sol, la centelleante luz, cada vez más potente, desentumece a la
mayoría de los aventureros. De forma imprevista una bandada de aviones comunes bajan de su planeante sueño nocturno y nos sobrevuelan varias veces, ellas dudan de lo que ven, nosotros también. Ya no nos queda otra, recoger y bajar para
desayunar en el cortijo.
Aprendiendo de las estrellas |
Durante la bajada volvemos a comentar lo vivido, todo
estupendo y con una compañía inolvidable. Todavía la naturaleza nos deja alguna
que otra sorpresa, los aguijones de plantas como las aulagas que nos inyectan su
vacuna, una veloz ardilla observándonos a lo lejos y la agilidad del diablo de
la espesura boscosa, el azor, que en un abrir y cerrar de ojos esquiva nuestra
presencia y la de varias decenas de árboles que se intentan interponer en su genial caza.
Sentados en la Plazuela de Sumuntán devoramos el desayuno
cortijero, unos huevos fritos con ajos, unos chorizos y la bebida refrescante de nuestros actuales
dioses.
Un placer hacer de este planeta un mundo mejor.
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Noctámbulos |
Cimaqueando |
El amanecer inesperado |
Amaneciendo en Sierra Mágina |
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