Próximos al límite de Andalucía con Castilla La Mancha se
encuentra uno de los parques naturales menos extensos de España, el conocido con el nombre de
Despeñaperros. Dentro del mismo está uno de los desfiladeros más emblemáticos
de nuestro territorio nacional, que lleva el mismo nombre del parque y que
presenta un atractivo especial por surgir de sus acantilados el monumento
natural de Los Órganos, cuyas cuarcitas simulan formas gigantescas de tubos de
órganos eclesiales.
Plaza Mayor de Aldeaquemada |
Este entorno natural está enmarcado en un espacio que ha
sido y es utilizado por la inmensa mayoría de los visitantes que acceden a Andalucía
desde el norte, sin embargo ha sido siempre un sitio de paso, por lo que en
esta ocasión voy a reseñar una de las rutas más emblemáticas de este parque que
se puede considerar como el inicio o el fin de la colosal Sierra Morena, la
llamada Cascada de la Cimbarra.
El enebro y su fruto |
Para acceder a ella nos dirigimos en vehículo por la autovía
del Sur, y muy cerca del límite entre las comunidades de Castilla la Mancha y
Andalucía encontramos uno de los desvíos hacia la población jiennense de
Aldeaquemada. Realmente la ruta comienza aquí, ya que desde la salida de la
autovía hasta la población el paisaje es abrumador. Son veintidós kilómetros
por carretera estrecha en muy buen estado, pero donde la vista no tiene un instante
de descanso debido a la grandeza que surge detrás de cada curva. La primera
fase del camino es ascendente, a lado y lado aparece una vegetación típica
mediterránea compuesta sobre todo de encinas. Pronto éstas se entremezclan con
robles tanto melojos como quejigos, para al llegar a la parte alta empezar con
un paisaje de pinar donde también sorprenden los pinos piñoneros de estas
sierras, un hermoso cervatillo interrumpe las vistas vegetales, enseguida
desaparece. Al iniciar la bajada de
nuevo se torna el paisaje, los robles se mezclan con los alcornoques, éstos
recién descorchados con una carne rojiza que invita a ser acariciada;
además alcanzan una gran presencia los enebros y los
madroños, que en este otoño ya empiezan a enrojecer sus sabrosos frutos.
Al fondo,el final de la ruta |
Entramos en el pueblecito de Aldeaquemada, se encuentra en
una llanura rodeada por sierras escarpadas de una vegetación densa y
particular. Lo más destacable es la Plaza Mayor, donde se encuentra el ayuntamiento,
la iglesia de la Purísima concepción y el pósito de diezmo. Aquí dejamos el
coche e iniciamos la ruta a pie, saliéndonos en pocos metros de la aldea según
nos marcan las señales informativas. Empezamos por una llanura entre cortijadas
hasta llegar a encontrarnos el río Guarrizas, el cual nos acompañará hasta el
final de nuestro camino. La ruta está muy bien señalizada, así que no nos
entretendremos en orientarnos, en todo momento la ribera del pequeño río dará
un color especial al entorno. Los sauces, chopos y sobre todo los centenarios
fresnos refrescan el camino y proporcionan refugio a diversas avecillas como
lavanderas cascadeñas, mitos o garrulos mirlos. Una vez retirados de la ribera
encontramos un bosque de jaras y brezos acompañados de encinas y robles.
La Cascada de la Cimbarra |
Tras
una suave pendiente llegamos a los angostos cortados de la cascada, asomándonos
a las barandillas de madera observamos que la altura puede ser de unos cien
metros de caída libre. En este inicio otoñal, con un verano muy seco, la
cascada no existe, el agua del río cae suavemente agarrada a la pared, pero su
final es una hermosa laguna pétrea redondeada que parece el ojo oscuro del
inicio de las profundidades de la Tierra. Bajamos un sendero con gran pendiente
que nos lleva entre el bosque hasta la laguna y el entorno por debajo de la
cascada, su altura será de unos treinta metros, y la profundidad de la poza no
la podemos imaginar.
Volvemos a subir el camino, una solitaria águila Imperial
nos hace deleitarnos con su vuelo planeador. Seguimos el ascenso hasta llegar
al mirador alto de la cascada, allí nos imaginamos cómo será la caída del agua
cuando las lluvias la provean. Volvemos a seguir el ascenso hasta el final de
la ruta, son unos acantilados que dejan al río Guarrizas empequeñecido en la
lejanía. Vislumbramos los monumentales bosques desde las alturas, zona especial
para la vida de animales como el lobo o el lince que podrían permanecer aún por
estos lares. El silencio distorsiona nuestros oídos poco acostumbrados a la
soledad de la naturaleza. Cuando estamos ensimismados en la campiña surgen de
la nada un grupo buitres leonados atravesando todo el valle, mueven el lampiño
cuello y nos observan, están muy cerca, pero nuestra vivacidad les hace
desistir en una posible vianda humana.
Buitres Leonados sobrevolando el valle |
La vuelta la hacemos por el mismo camino, desde la aldea,
ida y vuelta, hemos tardado unas dos
horas, incluyendo las paradas y las observaciones. Es aconsejable la
utilización de prismáticos, y sobre todo cerciorarse bien de que el río tiene suficiente
agua para poder disfrutar de una de las cascadas más impresionantes de todo el
territorio español.
La Cimbarra en plena Actividad
La Cimbarra en plena Actividad
Treinta metros de caída
Un pie muy grande
El río Guarrizas
Entrando en la cascada
Zona central de la Cimbarra
Debajo de la cascada
Detrás de la cascada
Mojándonos |
No hay comentarios:
Publicar un comentario