El artefacto más perfecto que existe en nuestro cuerpo para sobrevivir es la Lengua, ya que posee cinco mil papilas gustativas que pueden detectar qué podemos comer y qué no, protegiéndonos de posibles alimentos tóxicos. La mayoría de los alimentos útiles y energéticos son dulces, por lo que la lengua nos invita a tomarlos, sin embargo, la mayoría de los alimentos dañinos o perjudiciales son amargos, produciéndose una reacción de expulsión de estos de la boca.
Para conseguir una dieta “lo más equilibrada posible”, debemos buscar alimentos que contengan hidratos (miel, frutas, cereales, raíces y tubérculos; estos dos últimos siempre deben cocerse), grasas (carnes, pescados, huevos, leche, frutos secos y hongos) y proteínas (carne, pescado, huevos, leche, nueces, cereales y legumbres; sobre todo los productos animales). A su vez procuraremos consumir “componentes no calóricos” e imprescindibles para mantener el cuerpo sano, como son los minerales (verduras y plantas), las vitaminas (sobre todo verduras, aunque también están en los derivados de las carnes y pescados) y las fibras vegetales (sobre todo en las plantas). El agua será el último elemento no calórico y básico que tomaremos según necesitemos.
Alimentos recomendables y poco perecederos:
Esta relación hace referencia a aquellos alimentos que podemos llevar con nosotros preparados desde casa, en previsión de que la estancia en la naturaleza sea de varios días.
*Entre paréntesis aparece la duración de los mismos en época estival.
Queso curado (2 a 4 días). Pan integral. Galletas integrales. Queso en porciones (una semana). Huevos duros (2 días). Miel. Leche en polvo. Copos de cereales. Semillas secas peladas como nueces o avellanas. Frutos secos como pasas o higos. Tortillas (2 días). Arroz o verduras cocidas (2 días). Manzanas, naranjas y limones (entre 3 y 5 días).
Las personas “carnívoras” pueden llevar también: embutidos, jamón y carnes empanadas (un día).
“Todas las plantas se pueden comer, pero algunas sólo una vez”. Habrá que tenerse muy en cuenta, ya que existen muchas plantas venenosas en la naturaleza.
Es aconsejable comer la mayoría de los alimentos de forma inmediata, antes de que el calor, los insectos o las bacterias los descompongan.
Forma de detectar las plantas comestibles (raíces, bulbos, cortezas, flores y hojas). “Técnica de Comestibilidad”:
1. Tenemos una planta de buena apariencia, carece de piel espinosa, no es pegajosa ni viscosa y no apesta.
2. Rompemos la planta, si sale leche del tallo o de las hojas, renunciamos a ella.
3. Si no sale leche, se huele, si es agradable o neutro se deshace la planta y se vuelve a oler, si no notamos nada raro seguimos adelante.
4. La probamos siempre que no sea muy agria, muy dulce o muy cáustica.
5. Si tiene buen sabor, media hora más tarde se puede ingerir el volumen de un pellizco con todos los dedos de la mano. Una hora después, si todo va bien, elevamos la dosis a dos pellizcos.
6. A las ocho horas, si no ha ocurrido nada malo, se come un puñado.
7. Si después de unas horas todo sigue bien, se puede comer con tranquilidad.
Para conseguir una dieta “lo más equilibrada posible”, debemos buscar alimentos que contengan hidratos (miel, frutas, cereales, raíces y tubérculos; estos dos últimos siempre deben cocerse), grasas (carnes, pescados, huevos, leche, frutos secos y hongos) y proteínas (carne, pescado, huevos, leche, nueces, cereales y legumbres; sobre todo los productos animales). A su vez procuraremos consumir “componentes no calóricos” e imprescindibles para mantener el cuerpo sano, como son los minerales (verduras y plantas), las vitaminas (sobre todo verduras, aunque también están en los derivados de las carnes y pescados) y las fibras vegetales (sobre todo en las plantas). El agua será el último elemento no calórico y básico que tomaremos según necesitemos.
Alimentos recomendables y poco perecederos:
Esta relación hace referencia a aquellos alimentos que podemos llevar con nosotros preparados desde casa, en previsión de que la estancia en la naturaleza sea de varios días.
*Entre paréntesis aparece la duración de los mismos en época estival.
Queso curado (2 a 4 días). Pan integral. Galletas integrales. Queso en porciones (una semana). Huevos duros (2 días). Miel. Leche en polvo. Copos de cereales. Semillas secas peladas como nueces o avellanas. Frutos secos como pasas o higos. Tortillas (2 días). Arroz o verduras cocidas (2 días). Manzanas, naranjas y limones (entre 3 y 5 días).
Las personas “carnívoras” pueden llevar también: embutidos, jamón y carnes empanadas (un día).
“Todas las plantas se pueden comer, pero algunas sólo una vez”. Habrá que tenerse muy en cuenta, ya que existen muchas plantas venenosas en la naturaleza.
Es aconsejable comer la mayoría de los alimentos de forma inmediata, antes de que el calor, los insectos o las bacterias los descompongan.
Forma de detectar las plantas comestibles (raíces, bulbos, cortezas, flores y hojas). “Técnica de Comestibilidad”:
1. Tenemos una planta de buena apariencia, carece de piel espinosa, no es pegajosa ni viscosa y no apesta.
2. Rompemos la planta, si sale leche del tallo o de las hojas, renunciamos a ella.
3. Si no sale leche, se huele, si es agradable o neutro se deshace la planta y se vuelve a oler, si no notamos nada raro seguimos adelante.
4. La probamos siempre que no sea muy agria, muy dulce o muy cáustica.
5. Si tiene buen sabor, media hora más tarde se puede ingerir el volumen de un pellizco con todos los dedos de la mano. Una hora después, si todo va bien, elevamos la dosis a dos pellizcos.
6. A las ocho horas, si no ha ocurrido nada malo, se come un puñado.
7. Si después de unas horas todo sigue bien, se puede comer con tranquilidad.
Podemos comer lagartijas, saltamontes, hormigas, gusanos, perros atropellados...
Una forma de encontrar cereales o insectos para comer es siguiendo el rastro de las hormigas.
Todos los carnívoros como el perro, gato, rata... deben freírse o cocerse bien, debido al peligro de la triquinosis.
Las orugas con pelos o colores no se deben tocar, ya que tienen veneno, habrá que quitarles los pelillos.
No comer sapos ni salamandras ya que tienen veneno en la piel, por lo que habrá que quitársela. Las entrañas de los peces tampoco las comeremos.
Los excrementos humanos se pueden comer ya que poseen algunos nutrientes que no han sido asimilados por el cuerpo humano (sólo en casos totalmente extremos).
Las pieles de los animales (mamíferos, aves, reptiles) se pueden comer en casos graves, pero necesitaremos mucho agua, ya que tardará mucho tiempo en ser digerida. Incluso después de ser curtida y secada, puede comerse (por ejemplo una bota de piel).
Una vez cazado el animal:
o Lo más efectivo para matarlo es degollarlo con el machete o darle con un palo en la nuca.
o Hacerle al animal un corte para sacarle toda la piel una vez colgado y empezando por la parte de atrás.
o La cabeza y las pezuñas se cortan enteras y se echan a los animales.
o Para sacar las entrañas se hace un corte desde el ano pasando por el tórax y llegando al cuello.
o Podemos aprovechar el hígado, riñones, corazón y estómago. Y con los huesos podemos hacer caldos.
Para desplumar las aves, se sumergen en agua caliente.
Los pescados se escaman a contrapelo desde el ano hasta el pecho y se les sacan las entrañas con los dedos.
Todos los animales se deben lavar bien al limpiarlos por si se les ha caído hiel o vejiga. Por último, si tenemos tiempo debemos dejar enfriar la carne al aire.
Para hacer un caldo con huesos u otros alimentos, debemos buscar un cuenco, y si no lo tenemos podemos utilizar el tronco de un árbol vaciado, una piedra cóncava o cavando un agujero, recubriéndolo con piel (pelos hacia abajo), o con estómago o papel de aluminio. A continuación se les echa los ingredientes con agua, sal, especias, té... Para calentar el caldo se utilizan piedras calentadas en las brasas y limpias, introduciéndolas en el brebaje mediante una rama en forma de horquilla.
Una parrilla se hace con ramas verdes, antes de que se quemen, ya estará hecho el filete. Al igual ocurre con los pinchitos, que haremos con ramas finas y verdes.
Podemos echar los alimentos directamente en la brasa, pero es mejor envolverlos en papel de aluminio, hojas verdes o papel mojado, ya que se cuecen y tienen mejor sabor.
Para conservar los alimentos se pueden cocer o asar, otros se pueden secar como las verduras, frutas, carnes y pescados.
Para secar se cortan los alimentos en rebanadas y se exponen al aire y al sol. Se cuelgan en hilos, hierbas, raíces, lianas... Una pequeña hoguera espantará a las moscas. De vez en cuando se le da la vuelta a todo. Si tenemos suficiente sal, espolvorearemos las rebanadas con ésta, se secarán antes y se mantienen mejor, impidiendo la aparición de bacterias. (Ver más adelante Conservación de los alimentos).
No coger cebo para cazar o pescar cuando se necesite, sino apenas se presente la oportunidad:
o Llevar siempre un recipiente vacío para la carnada.
o Para buscar gusanos iremos sin hacer mucho ruido, moveremos las piedras y levantaremos las plantas. Construir una pala con ramas fuertes y escarbar en la tierra, sobre todo en prados húmedos o bajo lluvia.
o Por la noche salen los gusanos al exterior, así que se pueden cazar con una linterna tapada con un trapo rojo (para que el gusano no se esconda).
La alimentación de origen vegetal tiene poco poder calórico, por lo que debemos consumir mayores cantidades, pero a su vez son una fuente de vitaminas y sales minerales imprescindibles.
Todas las hortalizas pueden ser consumidas, cocidas o crudas, hojas, tallos, bulbos o raíces, menos las hojas de la patata y del tomate que son tóxicos.
Las legumbres (guisantes, habas, judías, lentejas...) son muy nutritivas, al igual que los cereales (trigo, cebada, avena...), evitando comerlos crudos.
La sal mejor a falta de la común son las cenizas de las ramas, ya que contienen sales minerales. También la podemos encontrar en las cuevas profundas adosada a las paredes y en las raíces de algunos árboles como el nogal.
La sangre de los animales contiene mucha sal, se desangrará al animal, dejando la sangre en el recipiente pero tapándolo, posteriormente se habrá separado de un líquido claro, cuando esto haya pasado, la sangre se seca junto al fuego. El resultado se puede usar para enriquecer sopas o guisados.
Conservación de los alimentos:
Los alimentos deberemos conservarlos si pensamos estar largo tiempo en un lugar. A corto plazo podemos retrasar el deterioro de los alimentos manteniéndolos en lugares frescos como cuevas. Las conservas azucaradas se mantendrán más tiempo que como frutas blandas, pero si no se sellan al vacío este tiempo será también corto.
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