Con
la llegada del mes de las flores, son varios los municipios y cortijadas de la
Alpujarra granadina y almeriense que celebran el 13 de mayo sus fiestas
patronales en honor a la Virgen de Fátima.
En
el municipio de Albuñol es patrona del cortijo Los Palomos, La Haza Mora, Los
Moras y El Cortijo de La Cuesta, siendo en estos tres últimos donde aún
celebran su festividad.
El
Cortijo de La Cuesta se sitúa a 5 km. de Albuñol, en la carretera del Haza del
Lino. Por mitad del cortijo discurre la colada de la Cuesta del Maurel,
(procedente de Albuñol), enlazando con la Colada de Alfornón ya en el término
municipal de Sorvilán. Reseñar la importancia de esta vía pecuaria, antaño
utilizada por los pastores de la zona para conducir sus rebaños a los frescos
pastos de la sierra a principios de verano y volver por la misma a principios de
Noviembre, cuando se adentraban los fríos días de invierno en las alturas
alpujarreñas.
Lo
que hoy conocemos como el “Cortijo la Cuesta”, también llamado
“Cortijo del Maurel”, esas pocas casas, muy pocas de ellas
habitadas o en condiciones de estarlo, fue antiguamente una de las
mayores cortijadas del término municipal de Albuñol.
Allí
vivían decenas de personas, entre el cortijo de abajo y el de
arriba, entregadas por completo a las duras faenas del trabajo en el
campo. Actualmente lo hacen tan sólo ocho personas de forma
permanente, en verano aumentan unas cuantas más.
La
cortijada dispone de una gran fuente con un pilar, de donde se
abastecían los vecinos y bebían “las bestias” antes de que se
instalara la red de agua potable. Esta misma fuente tenía su
lavadero, hasta que una tromba de agua lo arrasó. También hay dos
eras donde se trillaba y aventaba el grano. Las viviendas
particulares, algunas aún siguen teniendo hoy en día corral, cuadra
y bodega. Se sigue practicando en otoño la tradición de “la
matanza” del cerdo y la vendimia.
La escuela en otros tiempos |
La
primera maestra que ejercicio la docencia en el cortijo, lo hacía en
una habitación de una gran casa que le tenía cedida una vecina del
cortijo llamada Bernarda.
Lo
que ahora es la edificación de la ermita, antes era además de
iglesia, escuela y vivienda del maestro. La construyeron los propios
vecinos, nos cuenta Juan Escudero que también participó en la
construcción de la misma, ayudando en lo que podían, con materiales
o trabajo. La campana se fundió en Linares en la década de los 50.
Allí se educaron muchos niños del cortijo y de toda la zona, que
acudían a las clases desde todos los cortijos de los alrededores
(Bellidos, Madroño, Torrecilla, Coloraos, etc.). Además, se
oficiaban misas de forma regular. Recordar a D. Joaquín, por
entonces párroco de Albuñol, que en esa iglesia bautizó y dio la
Primera Comunión a muchos niños.
Además, se hacía una verbena, a
la que acudía muchísima gente, donde cualquier improvisado
“cantaor”se animaba a echar un cante, se bailaba, se tocaba la
guitarra, se bebía vino y se cortejaba, para lo que se venía de
lejos en busca de novia.
Romería Virgen de Fátima 2016 |
También
se hacía una procesión, llevando la imagen hasta el cortijo de
abajo, donde se montaba un altarillo y se hacía un alto para rezar,
bailar, beber, etc. Incluso en ocasiones se celebraba allí la misa,
todo ello acompañados por el estruendo de los numerosos cohetes que
se tiraban para la ocasión.
En
cuanto a la imagen, la donó una mujer llamada Gracia, (hermana de
Mercedes) que renacía del cortijo pero vivía fuera, la cual tiene
casa en el cortijo pero sólo viene en verano. Esta mujer sufrió un
accidente de tráfico y, tras una larga recuperación y en
agradecimiento a la Virgen de Fátima, compró la Imagen para le
ermita del cortijo. En la ermita hay, además de la imagen de la
Virgen de Fátima, una pequeña urna de madera con otra imagen igual
pero mucho más pequeña, que iba pasando de casa en casa durante
todo el año, al cuidado de las vecinas. Igualmente y durante el mes
de mayo esta Imagen peregrinaba por los cortijos cercanos,
concluyendo siempre su peregrinar en el cortijo La Cuesta para su
festividad el día 13. Durante
unos años la fiesta dejó de celebrarse desconociéndose los
motivos.
Nos
dice textualmente Francisco, que sí nos puede contar con más conocimiento de
causa la recuperación de la fiesta:
Todo
empezó en el año 2004. Subí a casa de Juan Escudero, al que le
había encargado un choto, pues como sabemos, fue pastor. Estábamos
troceando el choto en la planta de arriba, cuando, al asomarme por la
ventana, vi el campanario de la ermita, que estaba en muy malas
condiciones, y surgió la idea de hacer una verbena para sacar un
dinerillo y poder arreglar un poco la iglesia. Y así empezó todo. A
Juan y Ana les entusiasmó la idea. Ya sabes el tipo de gente que
son, tan sociables y alegres. Y recuperar aquello les hizo mucha
ilusión. También se lo comentamos a Raimundo y Mari Carmen, su
mujer, que se apuntaron encantados. Y esa fue la primera “comisión
de fiestas”: Juan, Ana, Raimundo, Mari Carmen, Bibi y Juan
Francisco; celebrándose la primera en mayo de 2005.
Una traca en su honor |
Desde
entonces se ha venido celebrando la fiesta, normalmente el tercer fin
de semana de mayo, y aunque sin evolucionar mucho, sí que ha habido
algunos cambios. Se empezó con una misa, procesión y la posterior
reunión de amigos, invitando a jabalí y cerdo, e instalando una
pequeña barra artesanal, y con música grabada y baile.
Según
fueron pasando los años, se sumaron la rifa de un jamón y una
arroba de vino, los cohetes, la música en directo, la venta de
sombreros o pañuelos, de décimos de Navidad... Así hasta lo que
conoces hoy día. Y todo ello, salvo raras y pequeñas excepciones,
sin ayuda ninguna por parte externa, sólo con la participación y
colaboración de los vecinos, familiares y amigos.
El
problema de esta celebración es que si nadie lo remedia, está
condenada a volver a desaparecer. Y ello porque el motor que permite
su continuidad año a año es la pareja de Juan y Ana, y no van a ser
jóvenes siempre. El envejecimiento de los habitantes y el abandono
de las casas, hace complicado el relevo en la organización de la
fiesta.
La ermita |
A
ver si entre todos conseguimos que no se pierda esta fiesta, porque
supone una gran alegría y emoción a gente que siempre ha vivido o
tenido relación con el Cortijo la Cuesta y ven en ella la ocasión
de volver y encontrarse con sus familiares y amigos de siempre,
procesionar a la Virgen y gritar con alegría y fervor ¡viva la
Virgen de Fátima!.
El cortijo de la Cuesta |
Autores:
Juan Francisco López y Eduardo López
Fuente:
Juan Escudero, Ana y Juan Francisco López
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