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"Cazador"

¿Has visto alguna vez un Lince Ibérico? Esta es una tarea difícil, sin embargo, aunque no lo veamos, conocerlo puede ayudarnos a hacernos una idea de quién es este animal que sólo vive en nuestra Península.

Este mamífero es el felino más amenazado de nuestro Planeta. A causa de la destrucción de los ecosistemas donde vive, el lince está en peligro crítico de extinción, existiendo en toda la Tierra solamente 200 individuos, viviendo la mayoría de ellos en Andalucía, concretamente en Sierra Morena y el parque nacional de Doñana.
Los científicos lo llaman Lynx pardinus, para no confundirlo con otros linces que habitan en diferentes lugares del Planeta. Los machos pueden llegar a pesar hasta 15 kg, siendo las hembras un poco más pequeñas. Se convierte en abuelo cuando tiene entre 10 y 13 años de vida, pasando estos últimos años en un estado de menos actividad en la naturaleza.
Como todos los felinos es un súper  predador, convirtiéndose en un ser fundamental para el ecosistema donde vive: facilita el control de carnívoros oportunistas como el zorro, la gineta o el tejón y mantiene la población de conejos más sana, ya que sólo se alimenta de los más débiles al ser más fáciles de cazar.
Un paseo por el monte mediterráneo sería el lugar idóneo para encontrárnoslo, ya que necesita matorrales como lentiscos, jaras o palmitos para esconderse, aunque es fundamental también la existencia de pastos de hierba para que se desarrolle el conejo, su gran presa y fuente de alimento.
Nuestros antepasados lo conocían con el nombre de “Gran Gato” o “Gato Clavo”, por las características que a continuación os sorprenderán:
De las puntas de las orejas sobresalen unos “pinceles” o fuertes pelos negros. A ambos lados de los bigotes bajan las “patillas” que van creciendo con la edad. Tienen grandes orejas y ojos, pudiendo oír ocho veces más que nosotros y ver en la oscuridad. La mandíbula y los colmillos son potentísimos, para atrapar, matar y desgarrar a sus presas. El pelaje es moteado, para confundirse con los matorrales y no ser visto. Por último tiene unas uñas retráctiles, como nuestros gatos domésticos, que cuando están en reposo permanecen escondidas.
Al igual que conservamos los monumentos históricos culturales, el Lince Ibérico forma parte de nuestro patrimonio natural, por lo tanto también lo deberemos de conservar.

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