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El Río Cubillas en Kayak



Es una mañana fría de invierno, después de pasar un bosque de pino carrasco llego al principio de lo que será la ruta acuática. Está amaneciendo y todavía la abrumadora fauna del lugar no parece haber despertado de la gélida noche. Detrás de unos gigantescos eucaliptos saltan sobresaltados un grupo de patos entre los que detecto una pareja de ánades reales, pronto se dan a la fuga sin dar más tiempo de observación.
La fosca del agua levantándose por encima de la piragua me hace recordar otros pantanos gélidos granadinos, como es el caso del Francisco Abellán de La Peza. El recorrido lo inicio desde la zona de desagüe del pantano del Cubillas, bien abrigado por los dos grados escasos que sufro en esos instantes matutinos, sabiendo a ciencia cierta que pronto el sol me hará realizar una parada para despojarme de tanto atavío.
Al atravesar la zona de drenaje me viene a la mente una de las experiencias más sorprendentes que jamás podría haber imaginado, por la proa, a lo lejos, surge una familia de fochas, con unos cinco alevines, que al verme huyeron a toda velocidad. Mi reacción en esa primavera fue la de acercarme rápidamente a ellas para ver qué harían ante mí, las alcancé y en ese momento todas se sumergieron por debajo del kayak, solté el brazo por debajo de la embarcación y uno de los pequeñines tropezó con mi mano, lo que en ese instante me hizo reaccionar atrapándolo y teniéndolo sobre mis manos delante de mis narices. En dos o tres segundos lo solté, piando como un poseso y asustado por notar mis calurosas garras volvió a introducirse por debajo del agua hasta que se unió a lo lejos con su familia, pienso que fue una experiencia “milagrosa” que alguien quería que disfrutara por mis querencias hacia el mundo natural.

Estoy remando por el perímetro del embalse, Sierra Nevada al fondo pone una pincelada de arte sobre un entorno totalmente rodeado por pinos de gran porte, me cruzo con algunos pescadores que me observan con no muy buen agrado, ellos piensan que les asustaré a las piezas, por ello me retiro un poco hacia el interior del gran lago. Como casi siempre, me encuentro en una soledad extrema, sólo el salto repentino de algún que otro barbo o lucio desvía mi concentración hacia el esfuerzo y el espacio monumental que me rodea, es la época idónea para aprender de este espacio húmedo y de todas las sorpresas ambientales que encierra, el estío sería nefasto, ya que es el momento en que este lugar es tomado por los granadinos como la playa más cercana a la urbe, lo que lo hace casi intransitable por algunas de sus riberas.
Es un pantano pequeño, en una hora podríamos recorrerlo con la piragua en toda su extensión, pero a su vez es el más biodiverso de nuestra provincia. En verano se suelen ver los galápagos leprosos tomando el sol sobre las ramas secas de los árboles caídos al agua. También en esa época se manifiestan las grises garzas imperiales intentando capturar a los sorprendidos peces, incluso he llegado a ver gaviotas patiamarillas descansando en estas aguas para su posterior viaje algo más lejano. Esto no quiere decir que en otros momentos anuales no disfrutemos de visiones faunísticas, todo lo contrario, seguro que en este desplazamiento tropezaré con más de algún ser fascinante.

Me introduzco en una de los ramales que aparecen a mi estribor, está cuajado de tarajes de colores ocres, están perdiendo la hoja, aunque algunos de ellos, quizás por su edad, no volverán a sentir el frescor del agua inundando sus deseosas raíces. Desde ese entramado de arbustos prorrumpen un grupo de pollas de agua pataleando a una velocidad de vértigo, y casi simultáneamente levantan vuelo un dúo de ánades silbones, empieza a parecerse como esperaba el ambiente.
La escorrentía del río empiezo a notarla, no es un esfuerzo excesivo, pero la inactividad deportiva hace que experimente algo más de la cuenta el padecimiento en el tren superior de mi cuerpo. La blanquecina e inmaculada garza real alza su vuelo desde una de sus atalayas arborícolas, a continuación un grupo de tres la acompañan hacia otro punto lejano del pantano. El río se estrecha, varias urracas y lavanderas cascadeñas se cruzan de una ribera a otra, no me han detectado, posiblemente sea el animal menos esperado por estos entornos. La zona ribereña está plagada de pequeñas plantas de hoja ancha que desconozco, los zarzales inundan mi paso, y más de uno se adosa a mi ropaje, causándole algún agujero indeseado.

Con alguna dificultad voy esquivando los troncos caídos sobre el agua, en otras ocasiones hemos necesitado de un hacha para despejar el camino, esto no ocurre ahora, puede ser que las fuertes avenidas producidas por las últimas lluvias hayan dejado expedito el camino. Cerca de esta zona, en una de las veces que el río estaba semiseco, intentamos socorrer a un centenar de barbos que habían quedado encallados en la misma orilla. Cierto es que nos parecía que tenían suficiente agua para escapar e incorporarse al río profundo, pero no lo hacían. Con las embarcaciones intentamos asustarlos para que salieran de esa trampa, pero ni siquiera cogiéndolos y lanzándolos encontraban su salvación. Desistimos en el empeño, concluyendo que posiblemente estuvieran desorientados por causas para nosotros desconocidas.
Ascendiendo sin descanso progreso por debajo de un pequeño puente metálico verde, es un paso difícil, ya que la cantidad de follaje hace tener que maniobrar en un espacio demasiado pequeño. El pequeño río sigue con la misma fisonomía, los sonidos de las aves se mezclan con el paleo constante, en uno de los meandros me tropiezo de frente con un cormorán que pretendía tomar vuelo en sentido contrario a mí, en ese momento realiza una frenada espectacular, simulando un esquiador acuático, y en un giro de 180º, vuelve sobre sus pasos y desaparece en la espesura.


Me encuentro cerca del fin de mi travesía ribereña, justo debajo del puente de la carretera convertida en autovía, debo girar para volver a favor de corriente. El caudal y la velocidad del agua hacen de freno insalvable, disfrutaré del descenso paulatino.
Después de algún que otro arañazo, vuelvo a la explanada acuosa, los animales alados siguen deleitándome con sus juegos, en esta ocasión una bandada de rabilargos revolotean en las alturas de los árboles, los mosquiteros escudriñan una a una las ramillas de los arbustos buscando minúsculos insectos que pasaban por allí. Un grupo de ánsares, que siempre he observado en este lugar, atraviesan el arenal cercano, dejándose fotografiar como si fuera una costumbre en ellos. En fin, el paseo no deja de seducirme palmo tras palmo, el aislamiento que soporto con gratitud me hace sentir uno más de ellos… ¿Seré uno más de ellos?

Una vez dejado atrás el embarcadero de la universidad, me propongo pasar por la cercanía de las barcas que están amarradas al pequeño espigón privado. Vuelvo a sentir el olor humano, pescadores, caminantes, corredores, patrones preparando sus archeles, algo que me recuerda que estoy llegando al final de la ruta, en unas dos horas he podido comprobar una vez más, que cuanto más nos introducimos en el interior de la naturaleza, más nos sorprende con sus grandezas, con sus aparentes insignificancias, con sus sonidos, con sus ajetreos.

Datos de interés:

El río Cubillas se encuentra a 15 minutos de la ciudad de Granada, por la carretera de Jaén. Pertenece a la histórica Sierra Elvira de Atarfe, y para acceder a él debemos acercarnos al pantano de su nombre antes del desvío hacia Colomera, bajando por una pista forestal que nos llevará hasta una playa donde se encuentra un restaurante que abre los fines de semana.

El recorrido completo por su perímetro, incluido el río se puede realizar en una hora y media. La época más recomendable para disfrutar de él es en otoño, invierno y primavera.


Anécdota Natural:
Por primera vez he avistado una de las aves más emblemáticas de la península Ibérica, se trata del flamenco rosa, un ejemplar nacido esta primavera y que por razones desconocidas está pasando este final de verano en solitario en el pantano. Aquí dejo como referencia estas fotos que quedarán como uno de los únicos ejemplates vistos enla provincia de Granada.


 

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