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Albuñol

Su fundación data de la época árabe, aunque los restos neolíticos de la Cueva de los Murciélagos, descubiertos en 1858, demuestran que el hombre prehistórico vivió por esta población. Posteriormente se cree que se asentaron grupos de pastores que bajaron de la sierra para evitar el crudo invierno, instalándose en cabañas que más adelante se convertirían en viviendas fijas.

Su situación geográfica entre dos grandes núcleos fenicios como Abdera y Sexi, hace pensar que esta cultura también pasó por aquí

En la época árabe, los musulmanes dividieron la alpujarra en “Tahas”, formando parte esta localidad de la “Taha del Cehel”, denominándose por ellos “Hins Al-Bonyul”, traducido al castellano como “Castillo del Viñedo”. Se construyó a unos cinco kilómetros al interior desde la costa, con la intención de evitar los ataques de los piratas berberiscos, lo que a su vez le benefició en épocas posteriores, al dificultar también las incursiones de los moriscos.

No obstante, las incursiones bélicas africanas se produjeron, siendo una de las más sonadas la que sucedió cuando el Portal, musulmán cabecilla de la rebelión morisca contra los cristianos, al decaer la misma, huyó a Berberia y se dedicó a hacer incursiones en la costa de Granada para penetrar hacia la Alpujarra, la que él también conocía. En 1578 llegó con dos galeotes a la cala de la Rábita, desembarcó con 150 hombres y se internó por la rambla de Albuñol, cruzando la Alpujarra y llegando al Marquesado del Zenete. Allí capturó a varios cautivos, y cuando volvía con ellos le salió al paso el capitán Arévalo, que era de Bérchules, y que con 50 hombres le hizo varios prisioneros, siguiéndolo hasta la rambla de Melicena, donde le mató 40 hombres e imposibilitó que saliera con sus rehenes hacia África, marchando sin ningún botín. Se dijo posteriormente, que le cogió tal miedo al Capitán que pensó no volver jamás a desembarcar en España.

En 1505 el señorío de Albuñol, antiguas tahas de Suhayl y Sahil, fue adquirido por Luis Zapata Portocarrero a la reina Juana de Castilla. Esta noble casa había tomado parte en 1492 en la conquista de Granada, a partir de entonces pusieron en Albuñol la sede de gobernación y justicias. En el siglo XVIII la titularidad del señorío pasó por legítima trasmisión al Conde de Cifuentes, quien a partir del 1682 autorizó la venta real de tierras, viñas y propiedades a los agricultores de la zona.

En el 1696 los pobladores obtuvieron el permiso real de roturar y usar las tierras para labores agrícolas, deforestando gran cantidad de encinas que rodeaban la comarca. A partir de entonces nacieron gran cantidad de cortijos con los apellidos de los nuevos pobladores, lo que hizo de Albuñol una próspera zona agrícola y marinera, utilizándose el puerto de la Rábita para el comercio del vino, higos y almendras, trasladando sus productos a gran parte de la geografía española.