Uno de los monumentos naturales de esta sierra podemos considerar a lo que he llamado “aldeas”, que aunque por aquí no se utiliza esta nomenclatura, he querido diferenciarlas de aquellas poblaciones cabeza de municipio que han sufrido demasiados cambios de como realmente eran en tiempos pretéritos.
Estas aldeas o pequeñas localidades se encuentran en un
estado muy similar con respecto a su fisonomía de cómo eran casi desde sus
inicios, por lo que estaban totalmente camufladas en su entorno natural. El
animal más poderoso según su inteligencia fundó estas poblaciones siempre cerca
de arroyos o manantiales, alrededor de bosques de encinas y orientadas al sur o
al este geográfico.
Cuadra |
Son pueblos muy pequeños, actualmente su población es de
entre 30 y 160 habitantes, la mayoría de avanzada edad. Su medio de vida sigue
siendo la agricultura tradicional y la ganadería de cabras, gallinas y conejos.
Las calles suelen ser estrechas, antes de tierra, aunque el cemento la ha
sustituido. Todas las casas tienen dos plantas, la de abajo con la bodega, el
corral para los animales y el pajar. Sus habitaciones son pequeñas y con
ventanas bastante reducidas, buscando mantener la temperatura tanto en invierno
como en época estival lo más estable posible. En el interior de la cocina o en
el comedor suelen tener la chimenea, ya que la temperatura invernal es bastante
inhóspita, siendo habitual en estas épocas frías observar desde las afueras de
los pueblos la mayoría de estas chimeneas humeando por encima de sus tejados.
Lavadero de Mecina Tedel |
Las viviendas se construían utilizando sobre todo la
argamasa con yeso, tanto para suelos como paredes. Los techos con cañavera y
vigas de pino o agriar, y los tejados, algunos a dos aguas con teja y la
mayoría planos terminados en capas de launa. Cada año se blanqueaban con cal,
la cual tenía dos funciones, una evitar el exceso de calor en verano y otra la
desinfección de los posibles organismos contaminantes que pudieran trasmitir
enfermedades a la población.
Todas estas aldeas tienen su pequeña iglesia o ermita, una
reducida plazoleta y una o varias eras que en otras épocas fueron el lugar de
trabajo diario para sacar adelante las cosechas de cereales, y también fue el
espacio de reunión de los lugareños para desarrollar los pocos momentos de
tiempo libre que tenían.
Plaza |
Se encuentra a seis kilómetros del Haza del Lino, le llamaban "Granadilla la Chica", porque tenía de casi todo para subsistir, siendo famosa por la cantidad de agua que mediante manantiales llegan a la aldea. Existieron en otra época varios molinos de harina, encontrándose todavía uno de ellos en perfecto estado.
Esta población se caracteriza sobre todo por sus fábricas de licores, aguardiente, menta y coñac.
Iglesia de Alfornón |
Transformaban el vino avinagrado o demasiado dulce en estos licores mediante la destilación. Llegaron a tener en el pueblo hasta siete destilerías, y sus productos llegaron hasta la lejana población cordobesa de
Rute.
Dos de estos molinos situados cerca de la fuente y el lavadero se han conservado hasta los años 60. Los vendedores, con la garrafa al hombro sujeta en un capacho de esparto, distribuían el licor por los pueblos y cortijos cercanos. Cuando las rutas eran más largas utilizaban carros con mulos, transportando también otros productos como almendras, cereales e higos.
Fuente |
Entrada a casa típica |
Iglesia |
Está situada a dos kilómetros de Murtas, municipio al que pertenece. En esta aldea murió de una fiebre maligna después de librar una batalla Abén Xaguar, tío y protector de Abén Humeya.
Rincón de barrio |
Llegaron a tener siete molinos de grano, dos fábricas de aguardiente y seis telares de seda. El último telar se llevó a una pequeña aldea de Adra en 1940, terminando así con la industria de Mecina Tedel.
Tinao original |
Castillo de Juliana |
Esta población se encuentra a cinco kilómetros de Murtas, municipio al cual pertenece. Su principal monumento es el castillo de Juliana, que se encuentra a las afueras del pueblo y que tiene en su historia algunas leyendas como la que dice que una de las reinas moras murió allí.
Durante las fiestas patronales se celebra la función de Moros y Cristianos. El principal protagonista es el santo patrón de la localidad, San Antonio de Padua, que es solicitado primero y luego conquistado por los moros en la primera parte de la función, hasta que es rescatado por los cristianos en la segunda parte.
Vista del pueblo |
En Cojayar se conserva una gran afición por los trovos, una tradición musical muy extendida en la Alpujarra. Los trovos son quintillas -estrofas de cinco versos, normalmente octosílabos- que se cantan con el acompañamiento musical de instrumentos de cuerda. Sus características primordiales es que son letras mordaces y sarcásticas, siendo la improvisación y la rapidez de respuesta de un trovador a otro la parte más importante, lo que los alpujarreños llamamos "repentizar".
Rincones de la aldea |
Jorairatar
Pertenece al municipio de Ugíjar, situado a diez kilómetros de éste, sus huertas dentro del pueblo embellecen de forma especial su entorno. La iglesia monumental y su ermita en reconstrucción son los monumentos más representativos. De especial relevancia es la plazoleta del lavadero, donde su espectacular "Fuente de los Caños" crea una imagen bucólica de esta aldea situada al este de la Contraviesa.
Fuente y lavadero |
También encontramos un museo de la Alpujarra en una casona antigua que hace la visita al pueblo un complemento esencial. Está centrado en las tradiciones y costumbres de esta zona de la Contraviesa, la casa se construyó en el siglo XVII, edificada sobre piedra y ladrillo árabe con argamasa prensada. Sus primeros inquilinos fueron de la curia, en su interior cuenta con una bodega, cuadra, varios hornos y una almazara.
Casona |
Huertos |